Escena IV
    PÍO, luego PERICO y DON HERMÓGENES por el foro derecha
    PÍO. Pues, señor, yo me marcharía de buena gana
 a oír la misa de diez; pero como mi madre se empeña
 en que esté aquí todo el tiempo posible . . .
    PER. (Dentro.) Sí, señor, sí; pase usted.
    PÍO. ¿Eh?
    PER. Este caballero, que viene preguntando por
 los señores. (Vase por el foro.)
    HERM. Servidor de usted.
    PÍO. Buenos días. (Es forastero.)
    HERM. ¿Los señores de Ruipérez?
    PÍO. Sí, señor; aquí viven.
    HERM. En la plaza me dijeron que era aquí, pero
 yo dudaba. Como no conozco este pueblo . . .
    PÍO. Tome usted asiento.
    HERM. ¿Cómo?
    PÍO. (Ofreciéndole la silla.) Que se siente usted.
    HERM. ¡Ah! (Se sienta en el sillón.)
    PÍO. Voy a llamar a los señores. Con su permiso.
 (Vase por la escalera.)
    HERM. ¡Ah! Por lo visto me ha dicho que espere.
 Esperaré.